NI

El color baja, como un sol a mitad del invierno. Lento, en un ritmo parecido al aliento regular que no produce ninguna atención para respirar. En esta tierra, brillante a sombra de azul, huele a capulí en todo rincón, por eso lo podrías llamar tu hogar. Y en sintonía, también el tiempo se siente como si fuera un día martes donde no tienes nada que hacer desde muy temprano.
 
¿Dónde vives? -pregunta él
mi cama esta debajo de una ventana, dice ella, una bella ventana, frente a lluvia, y barro. echada bajo el azul salvaje.

el ritmo del viento se empareja con el ritmo de su corazón, con una voz que susurra a la almohada, igual que su pulso. Y aún así su corazón fuera más rápido jamás alcanzaría con sus latidos a todo el exterior que no se apura, ni con la garúa ni con el  encanto. Es como un recuerdo haciéndose agradable y verdadero.

¿Quién es ella? ¿Qué hay tras su olor y sus ojos?
Ella ama. 
Ella es el barro y el azul.
Y él la mira en todo su misterio, porque ignora todo lo que debería saber de ella.

supernova

Cuando esté oscuro, no quedará nada más claro que como polvo estelar que somos, nuestro destino es más simple que el de las estrellas, y aunque cueste creerlo, ellas piensan y sienten como cualquiera, o como ninguno antes conocido. Pero no nos gobiernan, nos coronan sí, y nos llevan al dolor, al amor, pero a fin de cuentas lo hacen porque es nuestro ritmo y nuestro arrojo lo que necesita ir ahí, porque al final volveremos a ser polvo de supernova, pero antes de eso, hay que hacer que valga sentir la vida de todo lo que nos compone.