28/2/25

Agua de mar

En el cúbito y radio que te estructuran la fuerza del agarre de tus manos al borde de la piscina, mientras tomas respiraciones. Profundas y con los ojos cerrados. Mi visión es fiel testigo de tempestades y olas invisibles. 

Admiro la piel nívea que te contiene, donde muchos veranos no han quemado, y viajo veloz a los perfumes que has usado y frotaste en tu antebrazo. Los huelo en una devota operación de aromemoria, fragancias que se recrean en mi pensamiento para salidas y risas al ritmo del cielo y del suelo. 

No te he visto nunca antes de enero de este año, pero también sé que tienes presencia en el eco de una camarada, un yo mismo que quizá te anhelaba confundido en esa forma fantasma cruel, como la triste resulta para sufrir y crecer en un evento doloroso, y sobre todo estar atento cuando aparecieras. 

Es la simulación de un olor que no está presente, es la esencia de un aroma que solo he soñado, elijo hederizar los olores agradables que te acompañan como leyenda. Tú, fábula para la noche de un mundo caos. Donde estemos de buenas, y caigamos a las almohadas menguando en paz y suspiros.

Te evoco y tengo el plan de que empecemos bien. Gitana y Gitano. Bajo el sol y la venus.

Melodizando canciones que te llevan al agua en tus audífonos inalámbricos, como Taylor Swift que ha sido sonido interno que no te dejaba sola.

¿Quieres ser mi compañera de danza? Ser la mirada en este salón que piel a piel donde nos encontramos, con ojos grises, piel aceituna, predestinados para así bailar. Quieres estar en mi querer como mujer, y yo habitar tu corazón como hombre.

Tenemos una foto desde hoy, ambos mirando el infinito de una piscina.
Tu nombre empieza con la letra A, como inicio y galaxia, hija del Mar, Amar y la Plata.