6/3/10
Suchiko contra Robocop
Es lo más común en esta vida que una japonesa, ya sea firme o nisei o sansei, se enfrente a una criatura alienígena que quiere esclavizar a la humanidad, un robot desquiciado manufacturado por Sony, o un demonio lujurioso tan poderoso que busca romper todos los hímenes del universo. Eso si la piel de peluche es algo común a todas estas maldades.
Suchiko no escapó a esa regla, pero su lucha se trasladó de las bahías de Tokio a las calles ricas y suaves de La Victoria.
Esta es pues una corta reseña del primer encuentro entre Suchiko y Robocop.
Cuando Robocop entró a la vida de Suchiko, ella tenía en la mano un pescado envuelto en periódico. Así, él caminaba destilando maldad y ella olía a pejerrey. De esta forma delirio y astucia se conjugaron perfectamente al cruzarse. Él delirio. Ella buscaba la astucia. La misión de Robocop era hurtar lo que pudiera servirle para revender y satisfacer sus placeres. Suchiko apenas sabía cruzar la pista mirando a ambos lados. Entonces qué pasó. Robocop corría con una pulsera robada y Suchiko cruzaba mirando a la izquierda. PLAST. BOOM. ZAP. PI.
El pejerrey terminó a los pies de ambos. Suchiko tuvo una pulsera en el papel periódico y Robocop parado miraba asustado que una señora venía furibunda, con la intención segura de hundirle las agujas de sus tacos en su espalda al llegar, así que buscó rápidamente entre las manos de Suchiko la pulsera para continuar la huída.
Aquí al calor del golpe y el samaqueo, el aire se apartó entre ambos, unos tambores sonaron a lo lejos, el ruido blanco de las teles inundó. Por entonces Suchiko miraba pa´lante, como los valientes, no tenía otro combustible que la fuerza del puño brillando en sus ojos. Los niños alzaban los brazos y las nubes empezaron a cantar:
Dale. Dale. Dale más.
¿qué cosa es entonces un golpe que no te duele, un odio que no te despierta, una violencia que no te mueve, qué cosa es un enemigo que no te dé sentido?
Robocop tuvo un puño hundido en su frente. Y Suchiko la luz cada mañana en adelante.
Nació una gloria, y el próximo encuentro la casualidad se encargaría de propiciar pronto.
Hasta entonces, Robocop empezó a destrozar telarañas y Suchiko a entrenar para no dejarse derribar.
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