Entre las mascotas de la Nana, siempre hemos tenido gran fascinación por su gata. La cualidad que tiene no radica en su belleza o habilidad felina destacable. Es en realidad, tan fea como una mata de pelo que puedes haber ingerido en un ataque de ansiedad, y tan gorda como un dibujo animado amante de las pachamancas. Lo que nos llama la atención es que su gata no es mentirosa.
Comunmente sabemos que los gatos y las palomas son mentirosos asi no quieran, hasta hay un extenso tratado de 9 volumenes que el Dr. Curro El Palmo tiene en su biblioteca, escrito por Tiberio Fulci, gran verdarólogo del siglo XVI. El capítulo de gatos es muy exhaustivo y demoledor. No hay gato que no mienta. O lo que sería lo mismo, todos los gatos mienten. Sí, es un tonto ejercicio de retórica, pero el pelmazo del Mosca insiste en que hay que validar toda proposición lógica.
Prosiguiendo. La gata de la Nana, Balín. Tiene un nombre estúpido además que de género equivocado, pero hay que entender, que luego de vivir en Europa del este a la Nana se le pegó la costumbre de ignorar lo géneros en los nombres propios, por lo que es seguro que cuando tenga una hija, la llamara Koyo. Y si es hombre será Andrea. Como iba exponiendo, Balín, la gata ewok, no miente. Cada vez que le hemos preguntado alguna cosa en medio de debates terribles, Balín nos da con la verdad verdadera, esa que siempre buscan los periodistas y las iglesias del mundo. Por ejemplo, el otro día acerca de a dónde nos va a conducir el neo liberalismo de derecha, Balín lo que hizo fue mearse y esnifar algo de arena meada. Lo cual quedo claro para todos, el neo liberalismo no busca cagarla quiere mearnos porque después va a devorarnos por un conducto bien estrecho para perversión suya, es decir nos quiero empapados de pichi para luego aspirarnos. Fue un gran alivio, todos nos regocijamos en la verdad de Balín y proseguimos a mezclar kola inglesa con anfetas en honor al fin del debate económico político más cruento del nuevo siglo.
En otra oportunidad, sobre quien era mejor DJ, si oakenfold o tiesto, Balin miró a la ventana y maulló a un periquito que piaba en un beat low-tempo, lo cual fue más que evidente, el mejor era grandmaster Jay funk, también llamado el amarillo del house. Si aquel domingo debíamos comer chifa o pollos mutantes del KFC, cuando miramos Balín dio un salto desde el sillón hasta la torre de piratería de la Nana dejando que la ruma descubriera transformers II la venganza de los caídos. No había de otra, la verdad así estaba, con el dolor de mi corazón fuimos a comer a Mistura alguna tontería sobrevalorada con nombre largo, como si mezclar lomo saltado y huancaína fuera a ser el summa cum laude de la cocina. Igual, cuando tenemos dudas sobre alguien del grupo, Balin, es muy certera en calmar nuestras interrogantes. Fue verdad que el Mosca no tiene dinero y por eso debemos pagarle su comida. Balín da vueltas en círculo y se echa a dormir. Veredicto: es verdad, porque como Balín señala, el Mosca sólo da vueltas sobre sí mismo incapaz de algo más. Fue verdad que la Nana llegó tarde porque tuvo una reunión de trabajo. Balín se sienta sobre su cojín y empieza a lamerse las patas maullando. Veredicto: es mentira, llegó tarde porque se pusó a tirar en algún mueble con alguien de su empresa, que encima gusta de hablarle sucio durante el acto.
Por eso, yo no porque la tengo clara desde hace tiempo pues creo que el de los helicópteros salvará a Lima; los demás del grupo fueron a preguntarle a Balín quien debería ser la idónea para dirigir la ciudad capital. La gata, lo que hizo en respuesta, fue sentarse sobre su trasero y rascarse la oreja como si hubiera una mosca por ahí, todo un robo flagrante de un tic perruno. La verdad estaba dicha, la que debía regir el destino era aquella capaz, sin atisbo de vergüenza, de hacerse pasar por perra cuando le preguntaran algo importante. Según Balín, sólo una perra podrá hacerlo bien.
Demonios y centellas fue lo que respondió Mazeta, él quería votar por la otra.
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