en la página mil de un libro de anatomía hay una un dibujo fiel de tus dientes y de tu lengua, roja y llena de papilas; lo que me llama la atención es tu lengua, un vehículo sagrado y poco atendido, porque es un espejo de todo lo interior que has procurado resguardar y velas de miradas extrañas: por intimidad, por pudor, por educación en la moral de las vírgenes.
tu lengua parece conducir a un cosmos en oquedad, a una realidad donde se excluye a toda la vasta mayoría de especies del universo, pero este camino es en realidad un puente hacia arriba o hacia abajo, arriba la luz del celeste plano, abajo las terminaciones del monte de venus.
¿adónde?
y lo que me maravilla es esta página mil donde tus dientes y tu lengua roja están expuestas pero nadie es capaz de verlas. entonces me arrodillo, me sonrojo y te digo en voz cercana a tus oídos:
no, no son bellos tus labios, es sublime tu lengua.
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