¿por qué ya no lloran las canciones?
Sobrima
Antes era fácil creer que un señor podría enamorarse de un maniquí. Y le hacían una canción bonita. Pasó la guerra fría, el ché murió, el muro cayó, y el internet se hizo hoy.
Ahora no hay tantos locos, ni canciones bonitas y los maniquíes tiene los pezones pintados de rosado, como si no hubieran de los otros, y marcan muy erectos sin sostén los polos o blusas que llevan.
¿qué le pasó al mundo? pues se hizo un número real y redondo, especializado tanto en ser perfecto que irrumpió la paranoia de ser algo y alguien, en todos nosotros, después de los 20 y antes de los 30. Y como número tal no había lugar a fracciones, irracionales o imaginarios. Sólo reales y resultado cerrado.
el trabajo harta
el amor no causa bien
la felicidad escasea
las horas huyen en el tráfico
y la plata en el banco se la llevan
con tanta sequedad de vida y sueños agotados por la realidad de ser entre tantos uno, número real y sin fracciones, como principio solitario. Ya no queda tiempo para las lágrimas y el tiempo perdido, es una novela antigua que quién leería, pues es enorme, vasta y cara.
jodida rapidez de saber que pronto es ayer.
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