El ambar gris, una de las materias más preciadas de los perfumistas desde hace milenios, solo obtenida por la mala digestion de un cachalote que le causa la muerte debido a que obstruye y rompe su intestino. Por esto solo se puede conseguir en los cadaveres de cachalotes que las olas varan a las playas o caen en los fondos marinos poco profundos.
En estado fresco, huele inevitablemente a heces, pero tras unos años de exposición al sol o a las aguas marinas, adquiere un olor dulce que llega a ser fijador de las más exquisitas fragancias que los perfumistas han creado. Es un bien escaso, y encontrarlo en alta calidad lo hace casi tan caro como el oro.
El ambar gris.
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