fue la tijera de seda que rompió el débil hilo que nos unía.
inevitablemente coherente,
desde entonces cambiaste de cara, no decías lo que pensabas
y vivías ocultando lo que detrás de tus ojos nacía.
sin saberlo, sin quererlo, debía atrapar tu mirada
pero
entre el cielo y el suelo era un torpe preso de la infamia; sin merecerlo
pero
quién merece la intensa poesía de las mentiras. lejos la paciencia y cerca la desesperanza de probar tu indiferencia
tu silencio,
tus pensamientos dirigidos a otro teléfono,
y el sensato frio de tu apariencia tejiendo secretos.
palabras,
promesas,
hechos,
viajes,
pasos
y besos que se olvidaron de mí.
si supieras como perdí,
que el ritmo del placer concibió el dolor a mi alrededor,
y del matiz rojo mi cuerpo prueba lo que hoy sé.
día con día silbo como la pena en un sauce,
en eclipse soy un negro abismo que rodea las galaxias,
y constelaciones sobre una frágil esfera,
no sé dónde
en el universo podrá salirme la fuerza para recuperar
el amor, la gracia y el coraje.
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