Y si cruzaramos la pequeña trocha donde los secretos y nuestros pensamientos quedaran libres de toda sujeción, altivos ante la sinceridad de clarear las palabras dictadas por nuestros labios.
¿a dónde llegarías esa noche, a qué labios quisieras rozar breves?
¿qué me podrías decir?
Puedo asegurar que muchas veces he cerrado los ojos ante lo que sentía en mi interior. Pero creo hoy, y aun con tropiezos lo defiendo, que la transparencia de ser sincero frente a mis emociones es la mejor arma para dormir.
Finamente, el trajin del día se corona cuando puedes echarte sin nada oculto ni emoción indecible. Esa es la forma serena del descanso.
Hoy bajo frazadas, pasando del 25 de julio, cambiando y en lamentos detrás mío; puedo ver que algo herido estoy, que algo dudoso callo ante los sucesos recientes de mis noches. Pero voy calmo y en imperfección me introduzco a la verdad. Quiero ser mejor que yo ahora, quiero mejor mi paz que la de cualquiera. Y sobre todo quiero aceptar como natural la aparición de una chica que en 45 días trepó, usó y explotó en pompas de jabón luego de su confusión.
Ya no me paraliza decir las cosas si salen en paz de mi corazón.
Hoy
Cuanto quisiera cruzarme contigo, vieja ensortijada, quizá además de sonrisas y miradas pudiera pronunciarte mi nombre, una respuesta y una pregunta.
Para este invierno:
Encuéntrate a ti, síguete a ti, y deja todo miedo, para sobrellevar la paz de tu existencia.
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