8/12/08

Atlas


Espero tu comprensión
-tu comprensión-
vamos dilo, de forma.
Uno se hace de todos, un globo rojo que planea sobre los jirones de la ciudad.

Te preguntas como está el mundo si ganamos todas las batallas que nos hacen reales. Lo único que piensas sobre eso... Sí, no lo podrás ver, no esperes ningún minuto, esas partículas se van a las capas ajenas de tu vista. Como el techo campana que te protege del sol pero también de las nubes y las palomas que cagan.

Muchos celos te tengo pequeño inmortal que sostienes a todos, porque un día puedes dejar la responsabilidad atrás. Así no pueda verte sé que no estarás Atlas:


Si viese usted a Atlas,
Te veré en la despedida.
el gigante que sostiene al mundo sobre sus hombros,
El peso de mucha incomprension.
si usted viese que él estuviese de pie,
con uñas que laceran afiladas el vacío deredor.
con la sangre latiendo en su pecho,
con sus rodillas doblándose,
con sus brazos temblando pero todavía intentando mantener al mundo en lo alto
con sus últimas fuerzas,
¿Por qué pagas ese precio para todos?, acaso nadie te advirtió.
y cuanto mayor sea su esfuerzo,
mayor es el peso que el mundo carga sobre sus hombros-
¿Qué le diría usted que hiciese?...
Que se rebele.
Y lanza esa bola de tierra lejos del sol, que el calor se apague
cuando pasemos cometas y estrellas muriendo
y se haga la oscuridad morada de una caída,
porque no se supo aligerar la fuerza con una paz y una derrota.

Ayn Rand
La rebelión de Atlas
y Tú.

Todo corre, si se quiere sobre un cauce dinamitado para hacer una laguna que dará paz futura. Curioso pero no habrá. Hay batallas a punto de andar por todo lo mal al viento, al hartazgo, al desvanecimiento. Es real, las pocas personas que pueden hacer algo no lo harán. Una rueda que se zafa de un auto en marcha, anda por un largo trecho horizontal luego empieza una curva inclinándose y recorre una última circunferencia antes de caer por un lado y quedar inmovil. Atrapada entre el suelo y las nubes que pasan, quizá es la resignación lo que la acompaña. Preparémonos entonces. No vendrá antes un asteroide, ni tampoco un mega desastre o crisis financiera. Vendrá la mano de un hermano apuntando. Y apretará. Como el principio de ese libro de historias, el primer asesinato será igual al último. Ese día Atlas se jubilará.

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