Miramos siempre y pocas veces pensamos por qué miramos como miramos, si nuestra mirada la han educado la televisión o la publicidad, si los maestros de la pintura o el cine o los infames catálogos de moda. O si al contrario tus maestros son la costumbre, o las ilusiones. O la vanidad. O la melancolía.
Preguntar te permite saber, y saber es casi siempre una maldición.
ODIO SER TAN PREGUNTÓN.
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