Me llega al pincho

Desde hace quince años mi hermana y mi cuñado trabajan como distribuidores D´onofrio, los mayoristas que venden a los heladeros en triciclos. Incluso yo algunos veranos de chibolo los apoyé en las campañas, siendo en el verano de 1998 a mis 16, que fui el administrador de su depósito porque mi hermana no pudo trabajar por su embarazo. Así que conozco la chamba del heladero y admito que por ratos no la entendía porque trabajaba todos los días pues los heladeros salen todos los días, y por la zona que manejábamos, muchos de ellos se mandaban mudar a Manchay y más allá, sobre todo sábados y domingos, así que debía esperar como un huevas fines de semana hasta las 9 o 10 de la noche que aparecieran. Renegaba por esperarlos no lo niego, pero saca tu cuenta pedalear hasta Manchay con un triciclo de más de cuarenta kilos no es algo fácil ni rápido. Pero al igual que esos contra, también conocí a buenos amigos, gente muy divertida y chamba que me enseñaban a esa edad de responsabilidad y humildad.

Hoy la gente odiaba a los heladeros. A amigos que conozco desde hace 13 años los golpearon e insultaron con cosas como:
-serrano de mierda ladrón
-indio conchatumare estafador
-por eso te vas a quedar siempre de heladero
-mal parido te voy a denunciar
Les patearon el triciclo, les pegaron a algunos y algunas, y uno vino con los brazos heridos porque algún policía lo enmarrocó­.

Honestamente, si estuviera en el lugar de los heladeros yo también haría lo mismo. Porque trabajo para una transnacional que no me da ningún beneficio social, no tengo gratificaciones, ni bono de utilidades, tampoco seguro médico y por supuesto a D´onofrio le importa un cuete partido por la mitad cuando me dé cáncer a la piel por estar expuesto al sol de verano todos los días sin sombra. Entonces, si sale una promoción así y quiero guardarme unos helados para venderlos después a más, es mi estrategia de sobrevivencia. No soy peor que tú, soy igual de criollo para ganarme unos soles más. Otra cosa real es que el stock que me da la fábrica para estos días es restringido en los helados grandes y por eso estos serán los que se acabarán primero. Finalmente un helado es un producto nada esencial, si no comes un helado no te mueres ni el cielo se caerá, así que si no encuentras el helado a luca que querías, o si te parece que estoy siendo muy vivo sigue de largo. Si comes o no helado, nada te pasará a ti o tus hijos.
El heladero no te insulta, no te agrede, ni está cometiendo ningún delito, en el mejor de los casos es mala suerte que no encuentres lo que quieres, en el peor es simple sobrevivencia.

Pero justamente la gente cree que sus derechos valen más que cualquier atingencia, personas que tal vez gastan 5 lucas en su cajetilla de puchos, 8 soles en sus durex, 20 soles en su jarra de chela, 20 en applemartini, 20 cocos en su falso de coca, 20 soles en su tamal de hierba, 5 soles en su pela pirata, etc... pero se aruña si no encuentra su helado a luca y lo peor cree que eso le da carta libre para humillar y denigrar a una persona. Si pues los derechos del consumidor, ¿y los derechos humanos dónde están cuñao?

Si tú, varón o mujer, crees que porque un puto helado que no está a sol, aunque seguro gastas más en tus vicios, tienes el derecho para insultar a alguien, golpearlo, humillarlo y hacerle más jodida la vida, pues de verdad te mereces que te tire un burro ciego, así quizá aprendes algo de dignidad y respeto al otro.

O si tan valiente eres, porque no vas igual de reclamón donde el puto gerente de ventas o marketing que idearon pesimamente esta campaña para llegar a su cuota de ventas este mes, anda pues a la Av. Venezuela a ver si los gorilones de la puerta no te sacan la entreputa antes.

En días así, si por un helado queremos encarcelar a una persona, qué haremos cuando el agua, la comida o las medicinas escaseen.
No importa que haya horas para el planeta; si como especie somos un cáncer maligno dudo que exista planeta en el universo que sobreviva con nosotros al mando.

Que huevada.