queridos amigos, quiero confesarles con mucha paz.
que soy un mal tercio para todos ustedes, y no me agradan en parte porque no encuentro temas de conversación, y siento que debo ser alguien para agradarles y ese alguien, que es muy impreciso y nada natural me agota, y lo que es peor, me hace armar una proyección que termino por creerme real. Un mentiroso que se cree su propia mentira por hábito, así termino siendo por andar con ustedes, así sea ocasionalmente.
Pero bueno, no renegare de las convenciones sociales, porque me prometí no renegar ni dármelas de muy sabido. La razón de esta confesión es que quiero que sepan que los aprecio mucho, por algo nos escogimos entre toda la gente que nos hemos cruzado por décadas, y sí los tengo en mi corazón porque son mi familia escogida. Por ese cariño mutuo y sincero les digo que en general no estaré para fiestas, para salidas, para almuerzos, chupetas, maratones; ni matrimonios ni entierros, no responderé mails ni tampoco mensajes de feis, y tampoco les contestare el teléfono para hablar tonterías ni decirles cómo me va. A cambio les prometo estar en momentos serios y muy difíciles, en la pobreza o la enfermedad, y cuando sientan que nadie más pueda escucharlos, porque soy una persona curtida para escuchar y también para aconsejar.
En pocas palabras, si están felices recuérdenme, si están mal búsquenme: soy su amigo de la tristeza, en la felicidad prefiero ser recuerdo.
gracias. los estimo. su amigo.
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