10/3/15

Amor finito

Mi compañera desde siempre, un amor infinito solo existe y existirá con Dios y en un lugar trascendiendo de aquí. 

Entre nosotros, imperfectos como carne bajo piel, solo puede haber un amor finito. Esa es la ley divina. Pero podemos hacer maravillas con este don. Recuerda entonces en cada pálpito que un poco de amor nos fue regalado y es nuestro deber ahorrarlo y protegerlo de toda amenaza, de todo temor, de toda lucha, de todo enemigo, de todo despilfarro. Hay que amarnos como si el amor que tuviéramos fuera el más brillante y finito recurso que Dios puso en la creación para ti y para mí.
 

No pretendamos vivir y amar como si nuestro amor fuera inagotable, como si su fuego y razones fueran eternos. Hagamos más, dediquemos este amor finito al origen infinito del cual nació y es imagen. Guardemos el tesoro de nuestro amor muy cerca de nuestros corazones, salvándolo y luchando porque siga ahí. Revisemos su cantidad y su calidad. Conozcamos la vasija que lo contiene y reparemos las fugas. Aprendamos que si lo dejamos a su naturaleza, gota a gota, grano a grano, el secreto insondable que nutría nuestro amor se habrá agotado.
 

Somos tú y yo, guardianes de nuestro amor finito ante Dios.

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