Busco el cielo y el instante donde la luna duerma en tu cama, porque te debo una estrella, aunque no haya sido nada especial te robé besos imaginados. Y estos cuestan tanto como monedas de fuego.
No fue nada especial, nada que puedas recordar, solo busco el lugar, busco las tardes de frío, busco chompas, busco autos a velocidad y busco música que pueda ir con estrellas robadas.
Llego al final a un árbol rodeado de hojas caídas, mojadas por la lluvia además; bajo el cielo iluminado a ratos de noche por la electricidad que circunda y debería ser esto el medio para pagarte por fin algo que ni siquiera has pedido.
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