25/9/09

las yemas y el libro


Los Agrunpunjiw tienen una pequeña tarea para decidir quién es valiente y quién no.
Allá donde la selva es extraña para nuestra idea de vida, el aspirante a valiente, sube a un pequepeque, en horas tan avanzadas de la noche que ni siquiera los Dioses están despiertos. y acompañado de la soledad divina rema por la oscuridad agitadamente. El objetivo es cansar sus brazos y sentir que se rinde.
agotado se lanza al río y debe nadar jalando el pequepeque aún, hasta que el sudor pálido lo bañe más que el agua y tiemble de dolor.
cuando llegue a ese estado debe parar y llegar a la orilla más cercana, so pena, de morir ahogado.
Aquí, en tierra, debe de buscar una hierba mágica conocida como ivénki. debe prepararla de tal forma que le haga daño, porque hay una forma de hacerla benigna y el resto de formas para hacerla dañina.
bebida, tendrá arcadas entre fiebres y alucinaciones, y vomitará hasta el último residuo de su ser. Tras esto quedará inconsciente en la selva, a merced de ser atacado por cualquier animal. Si al despertar sigue vivo, deberá tomar una decisión: abrazará su corazón y buscará ser feliz. Creyendo así que el mundo es demasiado grande como tomar una parte así que seguirá siendo sólo él.
O de lo contrario ahogará su corazón, y le dará el poder de su acciones a sus manos y su cabeza, buscando mover y pisar al mundo.
El primero es el valiente, pues se entrega a ser gobernado por el universo, y sus vaivenes, en lugar de sí mismo.
El segundo es el cobarde, y como nunca buscará nada más que su gris interior, podrá pisotear y sojuzgar a cualquiera. De ahí que aquel, el perdedor cobarde es designado como jefe de la tribu. Los demás, son los valientes.

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