31/5/19

De las edades de un proceso

El duelo te embarga
abraza y susurra
y por las noches hasta puede asustarte.
Como te acoge de muchas maneras, tantas como puedes darte un baño o comer de un plato de almuerzo caliente; tiene un mismo sentido. En todas sus facetas tributa a reconocer la unión con la ausencia y el vacío que se desencarna en adelante. 
Que sí se podrá mitigar o convivir con el tiempo, pero ahí estará siempre.

Escuché de un amigo conocido, que la pérdida y lidiar con la ausencia de tu padre, trata siempre con entender que él ya no existe o está por su cuenta en la vida, sino que desde ese aciago día empieza y vive dentro tuyo para estar contigo. Es como un proceso de anti-nacimiento.
lo que me pone a pensar; si naces: sales a la vida, cuando mueres pasas a estar dentro de los corazones de los que te amaron.
Y esa es la mejor respuesta para qué pasa luego de la muerte... ... ... ...  los que te aman empezarán a extrañarte.

Hay pena y tristeza, pero también continuan las labores diarias y en el trajin puedes parecer normal y fuerte. Lo crudo viene en la soledad y las noches. Aquí el ritmo de la rutina y deberes cesa, y te encuentras ante el duelo en toda su oscura extensión.

Hay un vacío sabes, un vacío que quizá quieras llenar con drogas, alcohol, sexo, compras, comer, ejercicio... o cualquier cosa que me dé estabilidad por medio de la desconexión.
Puedes tomar ese camino, y para algunos será más saludable, para otros será mucho más tóxico. Es en esencia una resbaladera que tomarás basado en tus experiencias y tus adicciones; en mi caso fue el comer o dormir.
Porque algo que también me da y me dio, es el desgano por hacer cualquier cosa fuera de lo elemental-correcto de mi trabajo. Solo buscas nada más. No quieres ver a nadie, no quieres hacer nada, solo dormir y estar en casa. Como si mi cuerpo físico y emocional, además de con el frio, quisiera tener una cese de afuera con el sueño, la inacción y la soledad.
Sobre todo es no hacer las cosas, la procastrinación se eleva, y el patear todo lo posible se vuelve un modo de conducta. Limpieza, orden, planeamiento, comunicación se vuelven tareas que mejor coloco para luego.
Eh. Igual las retomo y cumplo, con mucha voluntad y responsabilidad; pero porque soy yo quién debe cuidar y velar por mí para mantener mi orden mental. Pero en el fondo no deseo ni eso hacer.
Mis actividades extras cesaron, aquellas que no fueran trabajo. Y tampoco es que me entusiasme hacer más trabajo del que he sido contratado. Cumplir y resolver efectivamente de lunes a viernes mi chamba, para fines de semana simplemente hibernar, o pasar con mi mamá la mayor parte del tiempo. Acompañándonos con un amor lo mejor que podamos este duelo ausencia.

Hay también en mi caso un agudo estrés y tensión, como que las cargas y heridas viejas se empapan de pena y por eso flotan a la superficie. De pronto no quieres molestar a nadie querido, ni que se enojen contigo y si hay una posibilidad de hacer algo que hiera o incomode a alguien de tu familia o querido; me lleno de ansiedad y agudo estrés por las consecuencias y lo que puedes producir eso. Me tomo muy en serio y casi no hay relajo. No quiero que nadie sufra o se moleste por algo que haga.
Mis herramientas de mindfullness y pnl, apenas y pueden lidiar con el estres, porque hay un quiebre interno que toma de apellido el duelo. Pero es un caos oscuro.

En contraparte existe un desfogue de este pantano, y este es la ira. Es esporádico, solo en días determinados, que mucha gente extraña y anónima me llene de enfado y quiera hasta pelear. He contenido mucho mis ganas de pelearme con extraños, de golpear a idiotas o responder mal a taradas. Pero cuesta. Hay una ira, que en estos funestos días busca explotar y hacer daño a otros. Ha aparecido en mí, el temor de que un día voy a hacer una estupidez, sin mucha provocación explotaré nuclearmente con alguien inocente y sin mayor razón que el momento y lugar equivocado. 

Por eso, creo que mi cuerpo sabiamente busca hibernar y desconectarme de todos.

He aprendido también muchas cosas, la gratitud y la unión mayor con mis hermanos y mi mamá. Cierta tolerancia ha aparecido y una consciencia extra sensitiva de mi entorno. Como que sonidos, colores. sabores, olores y aires me suceden mas intensos. Hay cierta risa y ciertos recuerdos amables, personas del pasado que rememoro con mucho cariño. Una oleada de búsqueda de bienestar. cierta calma y paz, también mucha humildad ante lo que sucede y determina la vida y el destino.
No tengo nada más que aceptar el destino de mi papá y los designios de Dios, ha sido desde el día cero una consigna. Sin rencores o reproches, aprendo día a día el poder de sobrellevar y hablar con Dios y ser gratos por todo lo que es tu presente, mi hoy.
Pero lo positivo es algo que da para desarrollar con mas detalle luego.

Estas edades confluyen muchas subidas y bajadas, pero ya pasó un mes. 

Mayo 2019, mes de mi corazón roto.
agridulce pensamiento elevado de oraciones
mariposa de mis locuras, 
que me hacen mente
y que me hacen doble en el ahora

Lo que viene sigue en la misma sintonía, buscando en la música para mi alma, el huayno único y especial que mi padre canta y baila en un lugar insospechado antes.
¿Donde está mi papá?
Pues está en mí, 
Y sí, ha sido común repetirme mi nombre muchas veces en noches oscuras o días trajinados. Aquí yo, soy la nave de dos desde hoy hasta que me toqué ser un anillo de fuego y polvo.

9/5/19

Culto de la diferencia religiosa

Han pasado 3 semanas desde jueves santo, el último día que mi papá estuvo en su casa, en su cama, y que le dijo a mamá voy a descansar un rato luego de tomar desayuno. Era lo que era su vida hasta entonces. 

Ese tiempo señalado que puede parecer breve y contenido en un número mágico, para el término de la existencia de mi padre ha sido gravitante porque contiene en sus extremos: un estado de inconsciencia, un hospital, la estadía inopinada, sus diagnósticos y pedidos de salir, el desconsolador cierre de su vida, el velorio, entierro, el llanto y la continuación de la vida de sus deudos. 
Es duro el piso de estas palabras y mi primera vez donde el peso del vacío escapa a todo lenguaje y sentimiento.
Hace una semana lo cremábamos, además que el calendario marca los 9 días lejos de nuestra existencia en este plano físico, mundo de ilusiones y sentidos. Es muy extraña la melodía de mis emociones ante tales números.

Vuela pensamiento andando; que coge al vuelo tristeza oscura.

En lo particular mi duelo pasa de la pena del vacío de no verlo o escucharlo, la cólera de su partida tan súbita y las acciones que la condujeron, el agradecimiento por su vida y enseñanzas, la conexión con lo que sé de su memoria, la esperanza de una transformación interna por mis decisiones y lecciones para asumir y conducirme en su ejemplo y fortaleza.
Pero es muy desconcertante sentirlo lejos y sentir que nada vuelve a ser lo mismo. Pensarlo en recuerdos como única forma de esperanza.
Pero también siento una tranquilidad porque salió de este valle de lágrimas; y en calma y paz nada puede afectarlo, ya está lejos de nosotros y a salvo de locuras y pesares.

Creerte papá, tranquilo sin cambio en tu eternidad.
 
Pero la vida lo necesitaba, yo lo necesito. Un conflicto de nula solución, porque lo partido y hecho es irreversible. Una flecha lanzada en una noche de otoño.

Tu historia es la historia auténtica que empuja mi fe y acción

El aire corre por esta tarde de sol apenas calentando, la vida continua para todos, incluso para este hijo deudo. Mi aflicción parece presa del tiempo y combatida por tu sonrisa y canciones cantadas. Esta noche es nueva y seré nuevo, otra vez, ante tu partida.