26/3/10

el verdadero final

en la madrugada del 26 de marzo, un oligofrénico amigo del mosca, poseído por hongos y peyote tuvo una visión.
La mañana de ese mismo día cualquier transeunte que pasara por la esquina de angamos con república de panamá, podría leer la siguiente pinta sobre una pared de ladrillos rojos.

Apocalipsis
22/11/15


La profecía acarreada con alucinógenos fue disparada por el piano de Axl Rose en un concierto, durante el coro de November Rain que versa lo siguiente: 'cause nothing last forever, even cold november rain. Al frenesí de esa letra, ante los ojos de este chico se abrió un portal que lo llevó muy adelante de ese recinto arenoso, saltó cualquier conexión con los demás e interiorizando su trance por muchos minutos bailando al son de la bulla, el cigarro y los gritos de todos en el concierto, pudo llegar a ese aciago día.
No, ni los mayas, ni el tio michel, ni los pastorcitos de fátima, quisieron dar el día exacto, de repente por lo cruento, de repente porque a quien le importa cómo acabará todo. No entendemos bien que vio, el chico lo explicó pero entre la bulla de las canciones de Axl apenas se pudo entender frases, como mar, frío, rojo, ballenas y papaya... Luego de acabado el concierto estuvo mudo hasta que llegó a esa esquina y escribió la pinta. Escogió esta precisamente porque dijo que en Lima ese punto del espacio sería crucial.

Ahora, con cinco años y meses más, qué canciones nos tocarán bailar hasta el frío último de la humanidad en noviembre; especialmente porque no serás el único en noviembre.


24/3/10

Riñón y magia

Una doctora, muy anímosa y creíble, contaba entre los pasillos de un hospital amarillo, que lo suyo era transplantar riñones por una poderosa razón, que tenía más de poder que de riñón.
Cuando trasladas un riñón a un cuerpo nuevo, haces las suturas y conexiones debidas; preparándote para el instante en que las pinzas que cortan la circulación sanguínea sean retiradas.
En ese acto, un riñón pálido y sin fin, empieza a recibir el chorro rojo, que pude llamarse vital, y es magia roja también. La intervención entonces fue éxito.
El riñón se infla, se colorea y la doctora en asombrosa sinceridad explica que no hay espíritu comparable al ver a escasos centímetros la vida seguir, casi al unísono que el riñón se llena de sangre, el color de la tez del niño transplantado también adquiere esa magia roja. Como que el dolor, la espera y todo aquello que pudo haberle aquejado se esfuma al sacar una pinza y dejar que todo fluya.
QUE TODO FLUYA, repite la doctora.
Y no es un riñón además, cree ella. Es por sobre todo una magia reparadora, que parece hacer de la vida un lugar silencioso y muy equilibrado.



6/3/10

Suchiko contra Robocop


Es lo más común en esta vida que una japonesa, ya sea firme o nisei o sansei, se enfrente a una criatura alienígena que quiere esclavizar a la humanidad, un robot desquiciado manufacturado por Sony, o un demonio lujurioso tan poderoso que busca romper todos los hímenes del universo. Eso si la piel de peluche es algo común a todas estas maldades.
Suchiko no escapó a esa regla, pero su lucha se trasladó de las bahías de Tokio a las calles ricas y suaves de La Victoria.
Esta es pues una corta reseña del primer encuentro entre Suchiko y Robocop.

Cuando Robocop entró a la vida de Suchiko, ella tenía en la mano un pescado envuelto en periódico. Así, él caminaba destilando maldad y ella olía a pejerrey. De esta forma delirio y astucia se conjugaron perfectamente al cruzarse. Él delirio. Ella buscaba la astucia. La misión de Robocop era hurtar lo que pudiera servirle para revender y satisfacer sus placeres. Suchiko apenas sabía cruzar la pista mirando a ambos lados. Entonces qué pasó. Robocop corría con una pulsera robada y Suchiko cruzaba mirando a la izquierda. PLAST. BOOM. ZAP. PI.
El pejerrey terminó a los pies de ambos. Suchiko tuvo una pulsera en el papel periódico y Robocop parado miraba asustado que una señora venía furibunda, con la intención segura de hundirle las agujas de sus tacos en su espalda al llegar, así que buscó rápidamente entre las manos de Suchiko la pulsera para continuar la huída.
Aquí al calor del golpe y el samaqueo, el aire se apartó entre ambos, unos tambores sonaron a lo lejos, el ruido blanco de las teles inundó. Por entonces Suchiko miraba pa´lante, como los valientes, no tenía otro combustible que la fuerza del puño brillando en sus ojos. Los niños alzaban los brazos y las nubes empezaron a cantar:
Dale. Dale. Dale más.
¿qué cosa es entonces un golpe que no te duele, un odio que no te despierta, una violencia que no te mueve, qué cosa es un enemigo que no te dé sentido?
Robocop tuvo un puño hundido en su frente. Y Suchiko la luz cada mañana en adelante.
Nació una gloria, y el próximo encuentro la casualidad se encargaría de propiciar pronto.
Hasta entonces, Robocop empezó a destrozar telarañas y Suchiko a entrenar para no dejarse derribar.