un día

Hay días que amanecen tan violentos que lo mejor es quedarse en cama, y no importa que hayas pasado un año y medio despierto, basta una mañana para que la vida y la humanidad te muestren que los sueños y las pesadillas se hacen ciertas gracias a alguien, alguien que desencadena esa acción que lleva a esas reacciones; que dejan un hondo sinsabor teniendo lo ojos bien abiertos.

yoni: tú crees que los recuerdos son imborrables
julie: probablemente no
yoni: entonces debo decirte que él era muy dócil, a pesar de ser un antipático, y cuando me ladraba y me saltaba sabía que era jugando. Y no era que tuviera poca inteligencia, en realidad creo que las tonterías que hacía, era porque le gustaba hacer lo que le daba la gana.
Julie: de quién aprendería, ¿no?
yoni: yo nunca le enseñe que debía enterrar panes, o lo que le diera para que saliera al jardín.
Julie: definitivamente le gustaba ofrendar a la tierra.
yoni: pero lo que quería decirte es una de las últimas cosas que le descubrí hacer, empezó a gustarle pararse en dos patas. Como queriendo estar más cerca de las nubes, para seguirte, para ser igual, parecía tener complejo de mangosta. y quería decírtelo y probar a que lo hiciera frente a ti y reírnos como tantas veces, pero...
Julie: lo sé.
Yoni: tristemente no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y ya nunca vuelve. Eso es lo que más me pesa, el nunca más.
Julie: eres muy dramático
Yoni: pensarías que soy un loco por creer que los nunca más, esos verdaderos, te matan de a poquitos.
Julie: sí.