4/8/19

Da de-Vi-bería

¿De que vas disfrazado?

Esta pregunta la recorrí como haz en un espejo, y devuelve una imagen llena de deberes y roles que parecen ser los únicos pasos en una vida adulta.
Al parecer, con cierta crítica, la historia y mi actuación parecen ser las mismas. Han cambiado la edad, las circunstancias, el peso y los colores, pero el fondo mi guion se representa inalterado.
He sido destruido por mi disfraz, la historia que me he contado constantemente ha suprimido mi yo.
Y hoy voy disfrazado de niño solitario, con problemas de aceptación. La seriedad a una nariz pegada.

Soy quien usa y elige estos disfraces, o al revés, me he creído tanto la obra que la máscara y el vestuario los veo como mis únicas pieles. Como subí al escenario y que quiero contar.

Pero acaso, cuándo fue que escribí esta comedia, ¿o será tragedia?

Vale, será la resolución y tipo de historia como yo la decida hacer y exista en coherencia. ¿Necesito ayuda, si estoy vivo?

Y sin embargo, donde está la respuesta entre las posibilidades del deber y el dar. Es como que yo hago porque me dan, y si no me dan pues me resiento.
La paga de mi trabajo
Las respuestas en mis mensajes
Las llamadas que hago
Qué espero con esta reciprocidad, y que vacío llena.
Mi seriedad radica en que me creo alguien, cuando quizá el niño era más divertido siendo otro.

Mi imagen, es como un campo. Pequeñas tonadas de en consonancia.
Y hay truenos, hay lluvias.
Pero de tal forma, como ilumino el campo con mis rayos. De que forma mi disfraz le coso alas y puedo elevarme.
Pienso que la semilla está en los sueños. Estados de mi consciencia y mi paz; para buscar la integridad del rayo y el rumor del trueno.

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