24/4/14

cuando

Al final, no sé donde estuviste por tu cuenta antes del día que te volví a sostener la mano, y me pregunto como un viejo verso cursi que hay por ahí, qué habrás pensado hasta entonces, y cuando me inquieta con quienes; debería detenerme. Y lo hago. Pero luego, como una promesa medio recurrente me canto a solas cuando te veo, como si tuviera audífonos invisibles tras mi pelo algo ruloso, sé que te gusta que a mi pelo algo largo se le forme algo de rulo. Y, además de verte cantandome a solas, miro tu vientre y me imagino los órganos y músculos que llevas dentro. Los imagino porque cuando me he echado sobre tu ombligo pude pegar cerca la oreja y escucharte orgánica, y del sonido cree imágenes. E imagino un interior de rojo brillante, no importa lo que puso Leonardo en sus dibujos de anatomía, para mí tu bello vientre tiene tras tu pálida piel interiores vibrantes y brillantes. Y pienso, sí, el ver como rayos X debe ser una prueba de amor, porque de que otra forma uno sentiría gusto en imaginar la gran maravilla de tu cuerpo viviendo y latiendo tras el continente de tu piel.
Luego como si mis ojos se expandieran tal lupas de aumento, exploro los polígono de tu dermis cuando estas descuidada prestando atención a tus cosas o las veces que te duermes a mi lado. porque ese laberinto para mí, tiene un halito de la Creación. Es como el lenguaje de Dios que trazó finas líneas en tu piel para que hoy, en el presente a solas contigo, intente descifrarlo. Creo honestamente que si lograra traducir tu cuerpo a unas pocas palabras en este idioma, ese día quizá pueda trascender. Pero también miro al cielo bastante contrariado: cambiaría todo lo que sé de escribir por saber dibujar. Y luego dibujarte.

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