19/2/18

Quilla mantequilla


(diciembre 2012 - 19 febrero 2018)

Quilla, Dios en su infinita bondad nos dio la bendición de conocerte hace 5 años y un poco más... Mi hermanita. Tu amor grande y juguetón, esos ladridos por todos los extraños y los que no te caían, esa fuerza para renegar cuando estabas cruzada pero también para amar en la mayor parte del día. Nos amabas a todos, pero la estrella era tu madre María; que tú escogiste porque no hay nadie mejor para ti que ella. 

Nos movías la cola si llegábamos, y saltabas con una fuerza para llegar al tope de nuestras cabezas. ¿Qué era? Querías pararte, querías besarnos en el aire, querías saltar al cierlo y darte un giro, era tanta tu alegría. Andabas por todos lados, dejabas pelo, te echabas en muebles, dormías y recorrías con tanta naturalidad y sencillez... Indomable y cariñosa, tranquila y fiel. Hoy al final, Dios decidió que era tu momento para trascender y dejar atrás el lastre de una enfermedad.

Nadie acompañaba a mi mamá como tú. Y te agradezco por eso y te pido perdón a ti y Dios por mis errores al  estar a tu lado. Sé que siempre perdonabas cualquier acción de malgenio, porque tu amor era un regalo desinteresado, y sobre todo divino. Te quiero Quilla, te admiro, te extraño y extrañare. Fue muy corto el tiempo para compartir todo lo que quisiera haberte mostrado. 


Este espacio es para afirmar lo valiosa que fuiste en mi vida y lo agradecido que estoy porque te convertiste en  la última hija de mi mamá, mi hermana y su fiel compañera. ¡Quién lo hubiera pensado! Que tendrías ese rol en nuestras vidas, si al principio me parecías una extraña peluda; pero te ganaste todo siendo la pureza de alma y belleza que eres.
 

Fui el último en acariciarte hoy antes de despedirte para siempre. No sé porque sucedió así. Pero lo considero sagrado. Espero que muevas la cola, que seas libre y llegues a una transformación donde estés ahorita. Deseo que estas palabras lleguen a un sentir que puedas entender y aprobar.
 

Es difícil lidiar con los recuerdos y con el paso de tu ausencia. Espero verte en sueños, espero sentir tus ladridos en mi corazón, espero que Dios te cobije y te lleve al siguiente punto de tu camino. Debo sobrellevar con amor tu pérdida y seguir nuestra vida, mi vida, sin poder verte otra noche que llegue o una tarde de sol. Cuida a mi mamá, a mi papá también. Todos te adoramos. Eres parte de mí, hermosa Quilla, un ángel que se posó en casa y ahora vuelve a su casa para seguir su camino. Agradezco infinitamente a Dios todo lo que nos diste.
 

Avanti Quilla, con el amor y las alegrías que me diste zurciré este hueco y el dolor de ya no poderte cargarte, abrazarte o pasar mis dedos en tu rubia melena. Mi Quilla corazón mantequilla, te querré siempre; Dios se encargará de que nos volvamos a ver.

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