28/10/18

Promesas

Cuánto tiempo se supone que pase para pensar que es apropiado decir que no se trata de una obsesión o la vulgaridad de un capricho. si no algo más real, conectado con un sueño vital.- Me pregunta Mazeta, ahora que ya está acá.

Nunca nos conocimos realmente, no he escuchado tu sonrisa, tampoco la he robado, menos hemos andado de las manos, o escuchado tu voz contándome algo cercano de tu vida, incluso menos un beso tuyo... pero aunque todo, te sigo pensando. Como ese lejano sueño o el mantra que uno repite para tejer los hilos de la vida diaria.

Sabes, algo que me puse revisar: tus tarjetas de crédito deben llevar impresas tu primer nombre; ese que nunca usas. Me gustaría ver esa tarjeta, solo por el afán de un puente invisible. Yo tampoco uso mi primer nombre y, pienso como una necedad, la ilación de nuestros apelativos para el sistema bancario hasta casi es complice. Te llaman, te ven, leen ese nombre, y piensan que ese primer nombre eres tú cada vez que pagas.

Y en cierta forma lo es, pero es apenas solo la formalidad para lo insulso como el dinero, los chips de las tarjetas de crédito, y todo aquello que de racionales y adultos nos debemos.

Es como esa obligación de decir, este algo de cruzarnos hace 20 años no significa nada. No fue nada... pero y sí es algo. 
Siento que si sueñas conmigo algunas veces, si piensas de refilón en unas rosas blancas de junio, quizá sea todo lo inesperado que es la magia de lo profundo.
promesas extrañas
un poema robado
que se te puede decir... las respuestas no importan. 
Solo el sencillo acto no olvidarte.

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