29/11/18

trono de mimbre

en la azotea veraniega, bajo un sol de rojo calor y luz amarilla estamos unos tres viejos amigos conversando acerca de lo fallas que nos hemos vuelto en nuestros compromisos recurrentes que ideamos para juntarnos y seguir conectados.
Se hace difícil la permanencia en las promesas cuando tienes muchas cosas en la cabeza, y sobre todo, un cansancio acumulado de días, semanas, meses de trabajo intenso.
¿cuál es mi historia?
ahora creo que voy por la búsqueda de obtener cada vez más reputación y créditos en lo que hago. Mente y pulso; voz y pasos: unidos bajo el motor de mis metas y, me dicen los que trabajan para mí o mis pares, junto a una sonrisa que señala que no me afecta todo lo que puedo hacer.
Pero vaya que lo hace, a veces, por las noches solo atino a fingir que sí, puedo hacer mi trabajo. Y creo que por fingir lo termino cumpliendo. ¿No te ha pasado que dices algo y en automático tu cuerpo y mente se ajustan a esa vida y ritmo? Pero en la silenciosa noche solo hay una oquedad que se cura con dormir.
aunque por mis ojos se cargan amanecidas, sueño ligero y poco tiempo libre en general.
Ultimamente recuerdo bien esa pequeña idea que aseguraba que lo más cercano de morir es dormir, porque te da todas sus ventajas menos el compromiso perenne de quedarte así.
Será por eso que me gusta dormir, aunque conozco mucha gente que atesora lo mismo. Creo que mientras más trabajas, mas aprecias dormir. Es solo una idea crepuscular.
Seguimos en esa terreza, hay bebida, comida, muchas risas y puedo escuchar el rugido de motores de aviación que vienen de la altura imprecisa del cielo plomo celeste...
Eso me recuerda que hay noches que mi sueño es menos glorioso y más mundano, que despierto varias veces, que sumo los años que cargo y mis sistemas orgánicos quizá empiezan a afectarse por el estrés. Que quizá sufra un cruel sino por ser tan fuerte hoy.
Ah, noches de desvelos, cortos o largos, por la incompetencia de no tranzar bien tu respiración y el cese de tus pensamientos.
También he sentido algunas lunas, que el diametro de mi garganta está más pequeño, como si el próximo paso de mis sueños será despertar en un ahogo letal que me llevará al compromiso perenne de no decir otra vez a nadie más: buenos días.
truculentas sensaciones las que te vienen con la edad. 
será el peso del alma, o la maestría de los elementos que componen tu cuerpo y por tanto eres más consciente de todo en ti y alrededor.
pienso algo recurrente en los años que tengo a cuestas, como películas que manipulo y edito hechos; donde ahora lo que es imborrable es una sensación de alegría y sonrisas por muchos buenos momentos. y también una tranquilidad al ver los oscuros momentos solo lejos. el tiempo, este héroe de una sola dirección que nos cubre con velos de nuestros recuerdos, tan imprecisos como inviolables.
Ya la reunión acaba para mí, el sol ha caído, corre aire y estoy con mi delgada camisa estilo yakuza que me gusta porque conjuga verano, color y sadismo de manera muy particular.
Quedamos otra vez en continuar nuevamente la reunión, con mejores chistes y comida, y pronto, que esta vez las cosas cambiarán en nuestras agendas y voluntades. 
Pero con toda esta predilección por el vaticinio, aprovecho y solo les respondo a mis amigos con un feliz navidad y año nuevo, falta más de un mes; pero quiero extender ese saludo en persona; porque lo virtual actualmente me repele. 
camino rápido, ni me doy cuenta del ritmo de mis pasos, solo una voluntad de salir rápido, por nada en particular. estoy algo viejo, y debo vivir conmigo más un atardecer nuevo caminando solo por calles residenciales.
a mi salud, a la salud de todos y todas.

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