17/6/10

Antes que el tiempo acabe


Esta tarde El mosca pasó cerca de un espejo de cuerpo entero, para gran sorpresa general, escuchó un llamado, provenía una voz menuda y hasta agudamente brita, en algún cono del espacio. Este llamado le dijo una palabra:

Atreverse.

Que luego se procesó en una oración más construida porque el Mosca no entiende la concreción.

Si transgredes los límites, puedes reconocer que cerca a ti hay una manecilla que te exige reconocer tus propias palabras, que naturalmente hablan de tus inquietudes y de una relación con el fuego mismo que hay sobre tus pies.

Esta rebuscada aseveración el Mosca la tomó a una verdad mascullada, quizá de algún libro mal escrito de autoayuda. Por la voz brita pensó que alguien perteneciente a una secta de adoradores de nuestro señor había cosido un parlante cerca de sus orejas, de forma imperceptible y usando hilos nanométricos. La voz continuó con una última frase.

Todo consiste en atreverse a saltar esos límites, nada de lo que tienes ahora será sólido y duradero con los días que vendrán.

La voz entonces se calló, el Mosca, se miró frente al espejo y vio que en efecto ese día tenía un pantalón marrón, unas botas marrones y una casaca verde. No había duda, estaba vestido como un árbol de pre infantil, con el tronco marrón y las hojas verdes. Se rascó las hojas, y continuó su paseo como árbol en busca de su casa con techo dos aguas.

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