19/7/13

Alquimia galáctica

Estoy orgulloso, porque puedo decir que soy un robot que transpira. De átomos de platino, carbono y oro que flotaron por el espacio hasta que en el paso de millones de lustros llegaron a Lima, y en unas poquitas décadas vinieron a ser mis partes y los engranajes aceitados de mi movimiento. Y puedo ser muy útil, tanto como la ventana que usarías para caer pisos abajo, como la frazada gruesa que colocas extra para las noches crudas y pálidas de humedad. 
Mis habilidades son particulares y exclusivas, pues no es mi intención ser el más fuerte, ni el mejor, ni tampoco creo que llegue a inteligente porque divago mucho, y me gusta leer en lugar de pensar. De ahí que lo único que soy porque es lo que hago con dedicación es correr 5km en veinte minutos. 
Soy un robot que exuda, inspira, expira y palpita, moliendo unas zapatillas que ni siquiera están aprobadas para correr, porque la verdad eso de suspensión aerodinámica para tus rodillas es para maricas. Yo como robot uso zapatillas simples, bonitas y planas, y corro 5 en 20. Pero solo, sin maratones o con marcas en la ropa ni posibilitando que puedan imponerme cantidades mínimas o máximas. Llego a 5 y paro.

No hay más que decir de mí, soy un corredor.

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