6/7/13

cruzados en haiti

adivino a donde quieres ir, porque nunca en tus sonrisas muestras los dientes. ¡deberías! son una forma embriagante de perfección que aseguro te han costado.
el valor. de eso quería hablarte hoy, del valor que enorgullece. el valor que deberían darte tantas acciones en tu vida pero que al final solo son cosas que olvidas, porque del valor no se trata de lo que cuesta, se trata de algo desgarrador que no cogemos en el aire, que toma por ser lo que deseas pero no te toma a la vez del cinto. eso me recuerda que una vez en sueños me dijiste que un gran beso que te dieron, fue uno donde te levantaste en puntillas y con tus talones al aire te dieron profundos besos mientras cogían tu cintura.
debería enorgullecerte.
recordad esos besos. recordad esos paseos. recordad el sol que hierve al invierno. como aquellas acciones delicadas que te toman inocente y cuando te posan otra vez sobre la tierra, no solo ha girado 30km por segundo, sino que toda tu alma esta algo hinchada de sensualidad; que es la materia desnuda que forma tus sonrisas al recordar la intimidad de tus vicios. silenciosos, discretos e impensables salvo para unos cuantos, llegan a ser tan corruptivos como atractivos.
entonces el valor, es perfecto porque no lo esperas. el valor no es secreto pero tampoco lo puedes decir, digamos que se enmascara, y se cierra en un capullo que podría ser más diáfano; como lo son tus dientes al reír libremente y no contenerte. ese es el valor: el precio de tu espontaneidad y dejarte correr pensando que volarás
te adivino.
deberías sonreír está noche, y cuando hagas una pausa si puedes no pidas café, pide leche tibia y sorbe mirando a lima bajo la garúa, luego déjale una buena propina al mozo. él me desliza algunos de tus secretos, se lo merece.

(por cierto, sabías que garúa viene del portugués caruja. anótalo)

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