22/4/09

operación


el caso del enfermero romántico enamorando
y la adolescente operada q lo empezó a odiar

Wendi entró al hospital con un dolor terrible en el bajo vientre.
Diagnóstico: el peor martirio que experimentó era apendicitis. Pedía clemencia y pateaba con furia a la enfermera que demoraba su ingreso.
de inmediato dijo el doctor, su hija a cirugía, hay que evitar la peritonitis.
el papá dio su consentimiento y Wendi del susto olvidó del dolor, mientras otra enfermera más cuerpona sujetaba sus piernas para evitar patadas.

Llegó a un cuarto, la desnudaron, le pusieron una bata y en camilla hasta operaciones.
Dijo que ya no le dolía nada, que no la operaran. Las enfermeras y el doctor se rieron.
cuenta hasta uno, dos y tres. Durmió.
Una tercera enfermera le dice al doctor, tenga cuidado con el corte doctor, mire que está bien guapa la niña, déjala usar bikini.
sí, linda la mocosa, veremos qué hacer para no malograrle el verano.
Wendi tenía 16 años y era la primera vez que alguien la miraba calata. Le hicieron el corte, sacaron el apéndice y suturaron. Operación exitosa.

Despertó doce horas después con nauseas, una patada a su cuerpo por su piel separada debajo de la gasa de su vientre.
Trató de incorporarse. La sorpresa fue que había un enfermero que la miraba cerca y se apresuró para ayudarla. Le agradeció y entró al baño a ocuparse.
Cuando salió el enfermero seguía y Wendi no entendía por qué. Caminó lento, él estaba dispuesto a ser soporte y ella no se opuso; luego el enfermero se quedó mudo, cerca, pareciendo un retardado. Al rato a Wendi dejó de importarle.
Con la visita de su familia, ella desesperaba por largarse de ese cuarto múltiple de hospital.
Pasaron dos días y el doctor la revisó una tarde. Diagnóstico: infección severa. Tiempo de recuperación: le tomó un mes sanarse.
El paraíso para el enfermero.

Sucedió que él empezó a sentirse cercano a ella. Aparecía de mañana, de tarde, de noche. En el almuerzo le regalaba dedicatorias de amor con fotos de atardeceres y amantes, versos en servilletas, pequeños dulces. Pasaron por las manos de Wendi: garfields, poohs, tigers, fido didos. Tuvo una duda, ¿acaso el enfermero estuvo en cirugía y la vio sin ropa?
Asco y terror para Wendi. Por eso era acosada, el enfermero quería seguir ganándose con ella, pensó. Un enfermero acosador, feo y cursi.
La verdad era que el enfermero de verdad si sintió un flechazo por Wendi cuando la vio calata en operación, pero ella estaba en la etapa donde cualquiera cerca era desechado. Corazón descuartizador.

Una abuelita en otra cama la ayudó:
- le regalaba los peluches a las nietas de la abuela.
- cuando la abuela avisaba, se hacía la dormida con el enfermero llegando.
- no le contestaba si le hablaba.
- cuando un día pregunto por su teléfono, ella le dio el de la abuela.
- le cerraba la puerta del cuarto en la cara.
- lo empujaba si se ponía enfrente.

Pero el enfermero seguía queriéndola. Le mando más cartitas, una chompa que compró en una feria y le servía gelatinas extras en la bandeja de almuerzo. Entonces, Wendi junto a una enfermera aliada, fue más decidida.

- Le escondió la ropa del armario con notas amenazándolo.
- le cambiaba la hoja de ruta, y él terminaba en otros pisos.
- hacía que lo llamaran por el parlante interno constantemente.
- si se quedaba en el turno de noche lo ahuyentaba con gritos fantasmagóricos por los pasillos.
- cuando se quedaba dormido en la estación de enfermería le pintaba la cara con lapiz labial.

Finalmente, el enfermero cesó en su conquista, más porque era objeto de risas que otra cosa, cuando iba por el pabellón donde estaba Wendi.

Cuando llegó el día de su alta, su familia la ayudaba, y entre todos vieron como el enfermero se acercó a ella con un ramo de flores. Wendi de primera quiso tirárselas pero se contuvo, habrá sido su cara o la compañía, las recibió y ese segundo que rozaron sus manos, ella pudo sentir algo del cariño genuino del enfermero cursi. De ahí continuo hasta el carro, y antes de salir por el hospital, Wendi pidió a su papá que parara, saco la mano por la ventana y lanzó las flores frescas en un basurero de desmonte.

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