"Todas nuestras historias tratan de lo que le ocurre a nuestros deseos"
Julie Galleta
En una noche de invierno de 1999, después de una oferta de ron.
Nana: Oye, ¿qué es lo que más te gustaría hacer?
El mosca con la mirada turbada la piensa un rato.
Mosca: Nanita, te soy sincero con tu perdón, lo que quisiera es agarrarte las bubis como si fueran pelotas, estrujarlas, apretarlas por los costados, por arriba y abajo, hacerlas rebotar como si estuvieras corriendo y seguir sobándolas, todo con la ropa puesta. No es mi intención vértelas aunque si se diera no me opongo, lo que quiero es tacto con ropa para moverlas en las mil formas que mis ganas me den.
Nana: debería meterte un cachetadon, mañoso.
Mosca: ¡cómo Nanita!, tú querías saber.
Nana: Ya, voy a premiar tu sinceridad con una condición. Si logras emborracharme bien, pero así bien borracha, puede que algo de caso te haga.
El mosca esa noche se tomó en serio el reto. No detallo qué pasó entonces, sólo que terminó abrazado a un poste de luz vomitando la poca dignidad que le quedaba. Mazeta y yo lo cargamos hasta su cuarto, y ahí lo dejamos. Cuando amaneció lo primero que hizo fue llamar a la Nana porque no se acordaba si la había tocado. La nana le respondió, si fueras tan mosca te acordarías.
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