¿Qué hay en un nombre?

Argelia Concha Zapata no tiene nada de inusual si la ves pasando: negra, señora, risueña y hasta coqueta, pero cuando dice cómo se llama, lo primero para entender, es lo bonito e inusual de su nombre. Claro que, no todos piensan igual, a unos les da risa. Imagina, una señora que se presente como Argelia Concha, y añade el Zapata para contener burlas es obra de todos los días. Es enorme, deberá medir como 1.83; con detenimiento se puede intuir que a los 20 fue guapa y cuerpona, pero ya tuvo varios hijos y lo que queda de esa proyección es un cuerpo grande con una gran barriga. Trabaja cocinando y lavando, cuenta que a algunas casas va dejando un día y cocina para dos días, en otras para tres. Me pregunta si me gustaría comer comida hecha hace tres días, yo le digo que no. A ella le da risa que sea tan tajante, pero dice que con su sazón ni se nota por el microondas, y que ni crea, la gente que vive por La Planicie si puede comer según ese esquema de lo más normal. Como un nombre tan inusual llama compañía, una tarde se hizo de una gran amiga, y con ella la vemos. La amiga se llama Zenona, y ese es todo el nombre que ha nos referido. Siguiendo el pronóstico, resulta que la señora si tiene atributos grandes, cosa que da qué pensar. ¿Cómo pudieron sus papas prever que su hija debería llamarse Zenona? ¿Por qué la mamá o la abuela también lo eran? O acaso fue un acierto del destino impredecible. Cómo sea, de dónde vienen o cómo se habrán juntado, dio como resultado que Argelia y Zenona son amigas, comadres y hasta confidentes.

Suelen bajar por Quilca para comprar revistas. Zenona lleva Gisela, la revista del cable y si le alcanza se lleva Hola u otra revista española. Yo creo que es porque debió de haber pasado una temporada allá. Tiene argot de esos lados. El Mosca me replica y dice que es porque se le pegó de tanto leer eso y es un caso rutinario de alienación.
Argelia por su parte lleva Gatopardo, Maxim y las Vanidades pasadas, le gusta leerlas en el micro, y ella me contó una vez, que son el origen de muchos de sus grandes momentos laborales.
Por ejemplo:
Un día, una señora de una de esas familias de bien... lejos... lloraba incansablemente, y Argelia algo preocupada se le acerca y le pregunta, la señora le decía que no entendería, pero Argelia fue terca y la señora al final le contó que su esposo tenía una amante que encima era modelo. Y ella se sentía fatal, horrible y muchas cosas más. Argelia recordó algo que había leído y le dijo que lo mejor que podía hacer era darse un baño, hacerse un cambio de look esa misma tarde, conseguir la pruebas de la infidelidad y luego empezar a salir de noche. Con este cambio de look le sería fácil conocer alguien menor, además le dio tips de cómo conquistar hombres más jóvenes; y luego que dejara el esposo y se llevará la mitad de la plata. Le recomendó que lo mejor sería que su chico fuera abogado o tuviera contactos con el poder judicial, para que fuera más fácil sacarle la plata a su esposo. No fue difícil convencer a la señora. Dicho y hecho se hizo de un amante, que no fue abogado pero si de familia de políticos; y con el divorcio se fue con la más de la mitad de la plata del esposo y con Argelia a su nuevo departamento por Camacho. La señora le agarró gran cariño y siempre le da bonitos regalos por navidad. Por cierto me cuenta que la señora ahora está con un modelo, pues se aburrió del otro.

Como éste varios, no sólo da consejos amorosos, cuenta historias curiosas y como se vive en lugares como Haiti o Mónaco, recomienda viajes de luna de miel a destinos de moda, también recomienda regalos para las señoras o señores. El otro día me dijo que debería ver la nueva colección de relojes Breitling, eran muy bonitos; y que el nuevo boom de la literatura spanglish era la Vida de Oscar Wao. Conoce de mucho, y todo porque le gusta estar informada. Por qué le pregunte, bueno se remonta a cuando era niña y cansada de que se burlen, cogió un Almanaque Mundial de los 70s y aprendió sobre el país que comparte su nombre. De esta forma, si alguien se volvía a reír lo callaba explicando por qué se llamaba así. Cuando le pregunto si hizo lo mismo con su primer apellido, ella se ríe mucho y dice que de eso no se lee, se aprende en la vida.