Dominio Astronómico

Señores y Señoras, flotamos en el espacio

La Nana mira el cielo de noche. Llega hasta Chosica y con su telescopio mira las galaxias. Hay color en el espacio, el que más le gusta es el verde lima. Así le llama a su nebulosa particular. Segura dice que el paraíso podría estar ahí. Y es bonita, aunque ¿por qué las puertas de San Pedro estarían pintadas de verde?

Aviador contaba que el cielo de Arequipa antes era observado por un telescopio gigante, de esos que parecen no tener cabida acá, porque no hay plata, no hay interés, no hay desarrollo. Y encima era de Harvard. Fue poco después de perder la Guerra del Pacífico que este observatorio entró en funcionamiento, no sabe qué pasó con éste. Para 1930 ya estaba desmantelado. Lo que tú conoces hoy, lo conoció antes tu abuelo.

Julie Galleta, comiendo galletas y té verde, decía que cuando los dioses murieron fueron sepultados en el sistema solar, en los planetas y sus lunas. Y quién sabe si algún día podrían resucitar por eso hay que estar mirando de cuando en cuanto para ver si siguen ahí. Le gustan los nombres Oberón, Titán y Miranda. Odia los apellidos de científicos en los astros.

Una estrella fugaz sobre un techo cerca al mar, en una noche donde muchos amigos chupan, puede ser la oportunidad perfecta de presenciar magia. El movimiento en el cielo maravilla, cómo que algo que es invisible pero obvio, se devela con una roca incendiándose. Y da suerte.

Hay una estrella 100 veces más grande que el Sol que hace miles de años se auto expulsó del centro de la Vía Láctea y se mueve muy rápido en esa huída, más de lo que debería, y en esta paseo deja rastros de toda la ignorancia que nos gobierna. No sabemos por qué pasan esas cosas, pero pretendemos que pronto sí porque somos la única inteligencia existente en el universo. Por eso compramos a crédito, dice el Mosca.

Y existe una tonta historia. Dicen que el paraíso expulsó a los ángeles rebeldes y los puso en el infierno; pero, ¿dónde está? Debajo del cielo. Entonces un monje astuto dijo, pero si nosotros somos debajo del cielo. De ahí que el verdadero infierno es el planeta Tierra, no el subsuelo. Audaz el monje.

Mazeta, le gusta la historia, le gusta la máquina del tiempo que cada noche le enseña que debe estar feliz. Y siempre suelta preguntas demasiado profundas que nos dejan cojudos.

¿Si la tierra dejara de flotar, a dónde caería?